La verdad absoluta consistiría en "mirar desde el ojo de Dios", el problema es que esta afirmación es una falacia. Dios no puede ser un observador, porque un observador mira desde una perspectiva determinada. Un observador, no puede, por ejemplo, verse a sí mismo la espalda. O en todo caso, no puede verlo todo al mismo tiempo. Para verlo todo al mismo tiempo no puedes ser un observador, has de ser la cosa misma. Por eso para mi, la noción de Dios más coherente sería la del panteísmo. Lo que no se puede pretender es intentar comprender el sentido de la totalidad. Es un absurdo. la totalidad no puede comprenderse porque para conocer se necesita una distancia con aquello observado (intenta juntar tu cara a la pantalla hasta que tu nariz toque el monitor... ¿a que no ves nada de nada? pues lo que digo es parecido a esto).
Lo único en lo que puede consistir la totalidad es en una suerte de experiencia mística en la que el sujeto desaparece. Algo así como "fundirse con el todo", pero eso es imposible de conceptualizar porque no pertenece a un ámbito del conocimiento. El conocimiento delimita la realidad, la corta, circunscribe estados de cosas... pero la totalidad es ilimitada. Dios, al ser omnisciente es un completo inútil cuando de establecer límites se trata, Dios no puede conocer, porque conocer supone ver con perspectiva, y porque el conocimiento implica siempre la posibilidad del error. Dios no se equivoca, y no se equivoca porque propiamente no sabe nada. Simplemente -y en el caso de aceptar el panteísmo-, Dios "es" todo (y eso le incapacita para pensar, puesto que el pensamiento es sólo una cosa de seres limitados, de individuos).
Y si me has seguido hasta aquí te habrás dado cuenta de que lo único que puede derivarse de esto es el relativismo. Pero cuidado, ¡no nos alarmemos! que esto ya lo dijo Einstein (el tiempo y el espacio son relativos, dijo). Un ser individual sólo puede conocer un objeto porque el objeto está separado de él, el objeto lo puedes observar desde una perspectiva, desde otra, desde otra... desde muchas, pero nunca desde todas a la vez. Esta es la diferencia entre relativo y absoluto. Mirar ahora esto, ahora aquello (y si quieres formarte una idea de "conjunto"), es relativo (irremediablemente se te escapan cosas), pretender abarcar todo el sentido de una vez es el absoluto. Y se deduce por lo dicho que lo segundo no es posible.
La lechuza de Minerva despliega las alas para emprender el vuelo al caer el crepúsculo
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sábado, 3 de julio de 2010
Tiempo y acción
La mayoría apela a la futilidad del presente, a su existencia efimera, como si estas cosas fueran razones para rechazar lo valioso que es. Para mi es valioso precisamente por esta fragilidad, porque, justamente es en la fragilidad donde puede surgir la libertad, la espontaneidad, la sorpresa… el presente por todo esto no es una mera abstracción que está fuera del tiempo en el mundo de las esencias invisibles como el pasado o el futuro (entendidos metafísicamente), sino que pertenece al momento de la acción. Una acción no es una simple idea. Es mucho más que una mera idea. La acción está en otro nivel, uno sólo puede actuar, no puede dejar de hacerlo (y me refiero siempre al “aquí y ahora”). Esto para mi es el ser y no algo que está fuera del tiempo y del espacio en el “transmundo” en el que “están” guardadas las Verdades de lo que “debe ser”.
Cuando pensamos que el pasado es una “cosa” lo estamos abstrayendo, le estamos otorgando una existencia metafísica, que está más allá del tiempo. Pensamos que lo que ocurrió tiene una consistencia ontológica independiente, objetiva. Pero en realidad, el pasado sólo es la manera en como nosotros pensamos unos acontecimientos en el ahora. No sólo proyectamos el futuro, sino que también proyectamos el pasado, y lo hacemos desde el momento de la acción que es el ahora, tenemos muchos pasados, y todos ellos son relativos a nuestro presente.
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