La lechuza de Minerva despliega las alas para emprender el vuelo al caer el crepúsculo
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sábado, 30 de junio de 2012
viernes, 29 de junio de 2012
¿Qué es la Filosofía?
«Nadie por ser joven dude en filosofar ni por ser viejo de filosofar
se hastíe. Pues nadie es joven o viejo para la salud del alma. El que
dice que aún no es edad de filosofar o que la edad ya pasó es como el
que dice que aún no ha llegado o que ya pasó el momento oportuno para la
felicidad. De modo que deben filosofar tanto el joven como el viejo.
Éste para que, aunque viejo, rejuvenezca en bienes por el recuerdo
gozoso del pasado, aquél para que sea joven y viejo a un tiempo por su
impavidez ante el futuro. Necesario es, pues, meditar lo que procura la
felicidad, si cuando está presente todo lo tenemos y, cuando nos falta,
todo lo hacemos por poseerla.»
Epicuro, Carta a Meneceo
Nadie puede responder a esta pregunta, pues la filosofía no es un saber. Nadie sabe de filosofía y, sin embargo, todo el mundo filosofa en mayor o en menor medida. Esto es debido a que la filosofía no tiene un territorio definido, como si lo tienen las ciencias. No se trata de un saber objetivo, localizado, por el contrario es el conocimiento más general que existe. La filosofía tiene que ver con la vida, con las experiencias personales, con la existencia. Por esta razón, como advierte Epicuro, nunca se es demasiado joven o demasiado viejo para filosofar, pues el pensamiento te acompaña mientras vives.
La filosofía es una manera de ordenar esos pensamientos, de darles forma, de orientarlos en la existencia. Hasta aquí puedo leer. Pues no puedo decir cómo se hace filosofía. No existe el maestro en filosofía. El filósofo es un maestro de los discursos, pero no de las experiencias. El filósofo puede ayudar a otros a aprender a pensar, pero no puede pensar por otros, no puede ahorrarles ese trabajo entregándoles un saber, en la medida en que no puede vivir su vida. La filosofía es una actividad que compete al individuo realizar.
«Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe
ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La
filosofía no sirve al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras
preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve
para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie
no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la
estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene un uso: denunciar la bajeza en
todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la de filosofía,
que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su
origen y su fin?. Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas
reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta
mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad
de las victimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo
agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres
que no confunden los fines de la cultura con el provecho del Estado, la
moral, y la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que
ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos
prestigios.¿quien, a excepción de la filosofía, se interesa por todo
esto?. La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma:
empresa de desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a
proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean la
estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de
filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que
quisieran...pero ¿quién a excepción de la filosofía se lo prohíbe?»
Deleuze y Guattari, ¿Qué es la filosofía?
Es importante apuntar a la dimensión ética de la filosofía, pues nos ayuda a ser autónomos y críticos con la realidad que nos rodea. Nos enseña a dudar sobre nuestras creencias y nos libera de los prejuicios. El ejercicio de la filosofía nos hace más libres. Hay que comprender esta frase de Deleuze: "la filosofía sirve para entristecer", pero no porque la filosofía sea triste, lo triste es vivir conforme al dogma, lo triste es vivir como si se fuera sabio, siendo ignorante. La filosofía entristece porque nos hace conscientes de esa mentira. Pero a cambio nos enseña la manera de reconquistar ese vacío existencial, convirtiéndolo en un espacio de posibilidades, y sobre todo en un espacio nuestro, en el que desarrollar nuestra fuerza vital.
«La filosofía quiere salvar el infinito dándole consistencia: ella traza
un plano de inmanencia que lleva al infinito los acontecimientos o
conceptos consistentes bajo la acción de personajes conceptuales. La
ciencia, al contrario, renuncia desde este punto de vista al infinito
para ganar la referencia: ella traza un plano de coordenadas que define
cada vez estado de cosas, de funciones o de proposiciones referenciales,
bajo la acción de observadores parciales. El arte quiere crear lo
finito que vuelve a dar lo infinito: traza un plano de composición que
lleva a su turno los monumentos o sensanciones compuestas a lo infinito,
bajo la acción de figuras estéticas.»
Deleuze y Guattari, ¿Qué es la filosofía?
La filosofía tiene también una dimensión creativa. Como no tiene límites, apunta hacia el infinito. Todo está por pensar en filosofía. No hay ningún punto de referencia fijo, trascendente. Y porque no lo tiene, puede buscarlo. Su horizonte está en permanente apertura. La filosofía está atrincherada entre la objetividad científica y el silencio místico. Podríamos definirla tal vez como un arte cuyo material son los conceptos.
Pero, aunque trabaje con conceptos, hay que tener claro que la filosofía no es necesariamente teórica y abstracta. Aunque apunta hacia conceptos generales o universales, tiene siempre una aplicación práctica y concreta. Podemos preguntarnos, por ejemplo, qué es la libertad, pero el discurso que generemos a propósito de esta pregunta tendrá siempre como punto de partida y como destino nuestra propia experiencia personal. La filosofía trata siempre de los temas más cercanos y a la vez más difusos, que no son otros que las inquietudes que todos tenemos frente al abismo de nuestra existencia.
«Hay momentos en la vida en los que
la cuestión de saber si se puede pensar distinto de como se piensa y
percibir distinto de como se ve es indispensable para seguir
contemplando o reflexionando. Quizá se me diga que estos juegos con uno
mismo deben quedar entre bastidores, y que, en el mejor de los casos,
forman parte de estos trabajos de preparación que se desvanecen por sí
solos cuando han logrado sus efectos. Pero ¿qué es la filosofía hoy
-quiero decir la actividad filosófica- si no el trabajo crítico del
pensamiento sobre sí mismo? ¿Y si no consiste en vez de legitimar lo que
ya se sabe, en emprender el saber cómo y hasta dónde sería posible
pensar distinto?»
Foucault, Historia de la sexualidad II
¿Y vosotros qué opinais?
lunes, 4 de junio de 2012
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